jueves, 3 de abril de 2014

26-III-2014 Ghorepani, Hungry Eye hostel

Esto es una mega urbe: tiendas, librerías, puestos de bisutería... La repera. Grandes edificios, a los que se añadirán cada año más: al menos 3 nuevos albergues en construcción he visto hoy por el camino, que ha sido corto y tranquilo. La emoción ha venido a las 6 de la mañana, cuando me he asomado a la terraza del Super View de Ulleri para comprobar que, en efecto, había una super view del Annapurna Sur. Otros días la volveré a ver, seguro, esta y otras montañas, pero no creo que vuelva a temblar como lo he hecho hoy. He tenido que esperar y calmarme antes de poder sacar unas fotos, con la lágrima puesta, eso no se podía evitar.
Camino corto, decía, que he hecho muy vistarei vistarei. Ahorrando fuerzas, le digo al guía. Un poco de eso y un mucho de evitar lesiones y de disfrutar. No quiero que se me arruine el viaje por andar a saltitos como los elfos adolescentes que se ven trotando de colina en colina. Aún así, según el señorín Soros (dicho esto con afecto, pero es lo que pensé cuando le vi, un señorín), era pronto para llegar y nos paramos a almorzar en una de las cientos de tea houses que hay. Esta parte del recorrido es muy transitada, mucha gente sólo va hasta Ghorepani y Poon Hill, por lo que el tráfico de caminantes y porteadores es más que intenso. Cierto que la gente que vive aquí está muy necesitada de hacer negocio, comprensible; pero tienen ya un grave problema con la basura, hay todo tipo de desperdicios por el suelo, a lo que se suma tener que proporcionar agua caliente y comida a las muchedumbres que venimos. Hay que recordar que no hay carretera, sólo caminos empinados, y que todo (bombonas de gas, vigas de madera, cemento, comida, bebida), todo, llega a las espaldas de los porteadores, salvo algún que otro pony, en minoría con respecto a los humanos.
Soros me gestiona una buena habitación, justo encima de la chimenea, por lo que espero no pasar frío por la noche. Para dormir tendré que esperar a que el ambiente baje: es precisamente alrededor de la chimenea donde guías y porteadores se concentran y comparten anécdotas, de su guiados, creo yo, por las palabras sueltas que se cazan y las carcajadas que se echan. Algo habrá que dormir, no mucho, a las 5 hay que subir a ver amanecer en las montañas desde Poon Hill.

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