martes, 29 de octubre de 2013

Bienvenidos a Samsung del Sur

Estoy de acuerdo, puede que sea una exageración, no todo el mundo tiene un Samsung enorme, creo haber visto algún LG e incluso algún traidor a la patria coreana con iPhone. O sería extranjero.

Cierto que ya es una costumbre subirse al metro de cualquier ciudad y ver a todo el mundo enchufado a la maquinita. Pero aquí, más. Mucho más. A veces, todo un vagón de zombies abducidos, a los que les han salido unos cables blancos de las orejas que se conectan con un dispositivo que les mantiene en estado de ensimismamiento hasta que llegan a su parada. Tengo un video que lo demuestra, que pude grabar con toda la tranquilidad del mundo porque nadie me hacia ni puñetero caso (cuando tenga wifi privada, os lo subiré). También es costumbre ir por la calle esquivando a estos zombies, que serán, sin duda, la nueva evolución del homo sapiens hacia el homo esmarfonensis, dotada esta nueva súper raza de un extraordinario sentido de la orientación, similar a los murciélagos, que les permitirá caminar sin mirar más que a su gadget. Y los primeros individuos serán asiáticos.

De Seúl apenas os voy a dar unas pinceladas, no llevo más de dos noches, así que será una impresión totalmente sesgada, sin contrastar y, seguramente, errónea. Sólo he visitado un par de zonas, todo muy fácilmente localizable y sin ningún misterio. Sin embargo, y si venís a Seúl este dato me lo vais a agradecer, hay dos hechos que deberían estar en la primera página de esas guías de viaje que van de listillas y no te cuentan lo imprescindible:

  • esta ciudad no está hecha para las personas sino para los coches. Como ya os he dicho, esto es sesgadísimo, sólo he estado en el centro, al norte del río Han. Aquí hay que pensarse muy bien a dónde quieres ir y por dónde. Un desvío, del tipo "uy, qué edificio más chulo hay allí, voy a sacarle un foto", puede acabar en cualquier cosa menos en sacar la foto, porque no se podrá acceder al punto idóneo sin dar mil vueltas por calles y subterráneos petados de tiendas. Los pasos con semáforo son memorables, porque una vez que encuentras uno, no se te olvida, y porque pasas tanto tiempo esperando a que se ponga en verde, que retienes hasta el mínimo detalle de su ubicación; y los pasos de cebra son un mero adorno, no están en el código de circulación.
  • los lunes pueden ser martes: en efecto, un palacio puede abrir en lunes, y cerrar en martes, mientras que otro, no. Esa regla básica de los lunes descanso en el museo, aquí se rompe. No es mala idea, de acuerdo, porque así aseguras tener algo en lunes, pero hay que estar atento y no irte alegremente hasta el quinto pino para luego descubrir que ese día libra.

Aún así, he aprovechado el día. El palacio de Changdeokgung, con su jardín secreto incluido, que recomiendan como el mejor de Seúl, tal vez porque se mantuvo habitado por miembros de la familia real desde su construcción en el siglo XV hasta bien entrado el siglo XX, salvo en el periodo posterior a su destrucción por parte de los japoneses en la década de 1590.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Exteriores del palacio de Gyeongbokgung (adivina qué palacio cerraba en martes...)

 

 

 

Para terminar, algo de ambiente y callejeo variado, incluida ascensión a una colina con la intención de ver qué tal estaba Seúl sin mí. Brumoso, muy brumoso.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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